365 DÍAS Y SERÁ DOMINGO DE RAMOS CON COFRADÍAS

Aún no ha llegado la Semana Santa de 2020 y ya estamos a sólo 365 días de un nuevo Domingo de Ramos, esperemos, con cofradías. Este año nos han quitado los pasos, que no la Semana Santa, una pandemia provocada por un bicho llamado coronavirus. Y ya estamos pensado, en ese nuevo Domingo de Ramos, en el que las puertas del porvenir anuncien temprano que todo acaba de empezar. 

A 28 de marzo de 2021, ya en esta ciudad, si Dios quiere, se habrán vistos sandalias nazarenas rozando el suelo hispalense, dejando la huella que deja un nazareno con sabor a cera a cada paso que da. Ya habremos visto desde capirotes largos a capas en movimiento por el viento, desde un silencio sepulcral al alboroto con sabor a barrio. Y así es, normalmente, los días previos al Domingo de Ramos. Después llega el día que todos soñamos y que tras esta tragedia, estamos ya a tan sólo un año. Y podremos ver la cruz de guía del porvenir anunciando lo que llega, los costaleros del Despojado haciendo ese terrible esfuerzo para poder sacar a sus devociones a la calle, al pan de la última cena pasar por Sevilla junto a la Humildad y la Paciencia, sin antes olvidar, que bajó Cristo en su borriquita la rampa del Salvador. 

Cuando todo parece que ya no puede ir a mejor, podremos ver en la revirá enterna el manto azul de la Hiniesta que alumbra a sus hijos, al igual que el manto verde esperanza de la Virgen de San Roque por Caballerizas. La noche llegará a la ciudad y desde Triana podremos ver izquierdos con Jesús de las Penas mirando siempre a esa eterna Estrella. Cuando sea despreciado por Herodes en un eterno silencio blanco y a María llena de Amargura y finalizar el día con el crucificado de Juan de Mesa, porque ahí murió en Sevilla, en el mismo sitio que salió con una borriquita horas antes. 

Este año en cambio no habrá confradías, pero sí Semana Santa, y las túnicas pasarán no sólo el invierno tendidas si no que también la primavera dónde siempre, por costumbre, había salido. Se volverán a guardar y esta vez no habrá que limpiar cera, ni ajustar el escudo a la capa, porque no saldrán a recorrer las calles de la ciudad más bonita del mundo en el modo más bonito, en estación de penitencia. Este año la tendremos en otro lugar, en los hospitales por ejemplo, dónde cada momento es la estación de penitencia que iban a realizar acompañando a su titular con cirio, vara, estandarte, cruz o costal. 

Nos cuesta tanto aguantar hasta ese día, nos cuesta tanto llegar a disfrutar de un momento. Todo llegará. Que eterna lucha por ese instante, ese momento, ese día. No falta nada, sólo 365 días. 


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