"SOY CRISTIANO Y SOY CREYENTE, SOY DE LOS ESTUDIANTES


A las 14.12 horas de la tarde, tras una hora y cuarenta minutos, el pregonero de la Semana Santa de Sevilla entonaba el tradicional «he dicho» que ponía el punto y final a un pregón marcado por un original hilo conductor. Ignacio del Rey, en su alocución en el Maestranza, relató la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo según los misterios de la Semana Santa de Sevilla, entre los que intercaló numerosos mensajes de actualidad, así como vivencias y anécdotas, que levantaron algunas carcajadas y ovaciones, destacando dos pasajes concretos: cuando intercaló la música con su voz al sonar «Suspiros de España» con un romance ala Macarena o cuando llamó a los sevillanos a recuperar la Madrugada tras las avalanchas.

Una cita esencial para cofrades y estudiantes, para estudiantes y cofrades, para sevillanos todos, de nacimiento o de adopción, que se postran ante el Hijo de Dios muerto, entregado al odio irracional para salvar al mundo de sí mismo. Y ante Él, como siempre, nuestro compañero Benito Álvarez, para regalarnos una nueva maravilla en forma de crónica gráfica y evidenciar, a través de su objetivo, el porqué de la declaración de intenciones que José Antonio del Rey Tirado puso encima de la mesa al hablar de su hermandad al mundo entero. “Soy cristiano, soy creyente, soy de los Estudiantes… por Él y solamente por Él.

El pregonero reconoció antes del Domingo de Pasión que había tenido que recortar el texto y, realmente, apenas le sobraron diez minutos que en ningún caso se hicieron largos. El pregón tuvo su cénit en el ecuador, justo cuando terminó la parte dedicada a la Macarena, tras sonar «Suspiros de España», cuando Cristo es sentenciado a muerte, dando paso al camino de la cruz, primero con Jesús Nazareno y conectando con la Madrugada. A partir de ahí, el pregón se volvió más íntimo.

Comenzó con una llamada a los sevillanos. «¿A quién buscáis?», desde el friki que no para de consultar la web de Aemet, e invitó a salir a buscar a Dios en las calles. A partir de ahí, el pregón tuvo siempre un orden cronológico según los misterios de la Pasión, el evangelio de Ignacio del Rey. Tras el hossanna al Señor y los niños «que sueñan con el comienzo», adaptó de foma magistral la oración del «Alma de Cristo» con cristos de Sevilla. Hizo una defensa de las vísperas, de las que dijo que «son hermandades de realidad» y afirmó: «Dicen que están lejos del Centro, cuando realmente lo que tienen muy claro es cuál es el centro».

Ignacio del Rey es un cofrade que conoce bien el interior de las hermandades, de donde es y ha sido miembro de junta. Por eso se metió al público en el bolsillo cuando, jocosamente, recordó cuando un hermano mayor llama a un hermano para ir en su candidatura: «No te preocupes, que estos son dos ratos a la semana». Pero, realmente, «dos tardes es lo que termina yendo uno a su casa», levantando las risas del auditorio. Llamó a participar en la Semana Santa a los sevillanos y a los foráneos, «pero respeta mi fe», dijo.

Llegaba el primer romance extenso: a las hermandades de Triana, de San Gonzalo a la Esperanza, que fue muy aplaudido. Destacaron los versos «Por eso es claro y seguro/ que el color de la esperanza/ en Triana no es el verde:/ es el que está en su mirada,/ el del manto de la noche,/ la sombra que vence al alba».


Habló de la Amargura en Sor Ángela y de la Virgen de la Victoria, «coronada por estrellas», y contó una anécdota, paradigma de quienes aman a las hermandades. Era la historia de un hombre, mayordomo de San Benito que, para poder venir a Sevilla desde Madrid para llegar a tiempo el Martes Santo, se metió en el vagón de los presos camino del penal del Puerto. «Como un preso más, esposado y bajo custodia (…) Esa es nuestra verdad».

Un nuevo pregón que anuncia una nueva semana Santa que ya se encuentra a las puertas. Esperemos que el tiempo lo permita y tras este magnífico anuncio, podamos disfrutar de ella.






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